Piedras que crean vida
La aldea medieval de Cinovillas tuvo mucho que ver con La Rioja. Cinco fueron las importantes villas riojanas de la sierra de Cameros que, en el siglo XI, pudieron inspirar al repoblador de esta aldea segoviana para nombrarla, tanto a esta como a otras tantas en cuatro comunidades autónomas más y es que los riojanos recordaban así en sus nuevos asentamientos las poblaciones que les vieron nacer.
Esta pequeña localidad, barrio actualmente de Fresno de Cantespino, que no llega a los diez habitantes, está situada a los pies de la sierra de Ayllón, en una zona boscosa, de indudable valor natural, pero muy alejada de los circuitos turísticos al uso.
A un extremo de la aldea se alzan los restos de su templo parroquial, San Cristóbal, un pequeño templo abandonado, de una sola nave rectangular, adornado por una pequeña espadaña de dos vanos. Su origen tardío no le ha dado paso a estar en ninguna guía de arte provincial. En la actualidad, languidece totalmente cubierto por la vegetación.
Cincovillas puede que no llegue a contar con cinco viviendas habitadas, pero aún retiene el encanto de lo genuino mezclado con el sentimiento de tristeza por el vacío que representa.
Esta pequeña localidad, roja como las tierras que rodean esta zona de la provincia, ofrece innumerables oportunidades de ocio activo en la naturaleza.
Robles, encinas y pinar pueblan la zona, idónea para hacer recorridos como éste, a pie o en bicicleta y visitar las pequeñas localidades de las históricas tierras de Fresno.
