San Antonio... memoria de la despoblación
Si conoces las históricas y rojas tierras de Fresno, al nordeste de la provincia de Segovia, es posible que la olvidada localidad de Aldeanueva del Monte te venga a la memoria. Rodeada de campos de cultivo, próxima a un monte de robles, esta aislada población de menos de una decena de habitantes sigue ajena a las rutas turísticas de sus vecinas de la sierra de Ayllón.
Sin embargo, este pueblecito semi abandonado, anexado actualmente a Riaza, no guarda una sino dos ruinas románicas posiblemente del siglo XIII; la primera, su propio templo parroquial, San Antonio, y la segunda, la ermita de San Juan, a la entrada desde Barahona del Fresno, con escasos restos visibles ya.
San Antonio es, en su precariedad, el testimonio ruinoso de la historia de esta localidad que no llega a los diez habitantes. Oculto por la vegetación, en uno de los extremos del pueblo, este templo parroquial de ladrillo y calicanto, único de este estilo en la zona, mantiene casi intacta su estructura y ofrece al visitante, si es que consigue pasar entre la maleza reinante, una nostálgica imagen de desolación; aún son reconocibles su cabecera, su espadaña e incluso restos de la policromía imitando sillares en los arcos de sus dos naves.
San Antonio sigue de alguna forma vivo en el Museo Episcopal de Segovia, lugar donde fueron llevadas las numerosas piezas de plata que un día atesoró.
Por su parte, Aldeanueva ya estaba documentada en el siglo XIII, como heredad del monasterio de Santo Tomé del Puerto, aunque su nombre entonces era simplemente Aldea Nueva y no llevaba su apellido, del Monte, que se impuso durante el siglo XVI.
¡Anímate a hacer una ruta por la zona!
Si deseas pasear por las rojas tierras de Aldeanueva, toma la pista de tierra que te lleva por el encinar y las cárcavas, tan familiares de las tierras de Fresno, hacia su monte, El Pico, un excelente robledal y a su vez mirador de la campiña segoviana, que se va mezclando allí con tierras burgalesas. Hay muchas posibilidades de un buen recorrido, como ésta que se propone.
¡Buena idea también si aprovechas tu viaje para visitar las tierras de Fresno de Cantespino! Y, si te gusta el románico, no dejes de observar atentamente las iglesias de Barahona de Fresno y Sequera de Fresno; además de disfrutar de los hermosos paisajes rojos de estas tierras, no dejes de fijarte en los pícaros canecillos de sus templos que, seguro, seguro, te llamarán la atención...