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En el olvidado palacio de Buengrado

Sobre un minúsculo otero y entre campos de remolacha, las escasas piedras de un palacio de recreo en el despoblado de  Buengrado comparten espacio con la vegetación de la zona. Parece que antes del siglo XVI, se conocía al lugar como Malgrado. Ahora, buenos o malos, sus  restos bien podrían casi confundirse con cualquier formación rocosa, pero una vez Buengrado fue un edificio más que notable.

En tierras de Cuéllar, muy cerca de la pequeña localidad de Perosillo, a unos dos kilómetros, escondidas en una arboleda, se localizan las ruinas del que fue el Palacio de Buengrado, el único resto de lo que fue una pequeña aldea medieval que carecía ya de población a comienzos del XIX. No obstante, Madoz, en su Diccionario geográfico, describe el Palacio de Buengrado, como uno de los famosos en la historia de Segovia, del que se conservan bóvedas, cercados, caballerizas, estanques, fuentes... Impresionante descripción para un lugar que apenas siglo y medio después no era sino un montón informe de piedra. 

Perosillo

"La primera mención de la fortaleza de Perosillo es de 1427-1429, a razón de su tenencia porGonzalo Gómez de Zumel, alférez del pendón de la divisa de Juan de Aragón, rey de  Navarra. No volvemos a tener nuevas noticias de él hasta 1438, a razón de los intentos del concejo de Cuéllar por recuperar las aldeas de La Pililla, Casarejos, San Miguel del Arroyo y Perosillo y el castillo de este lugar, que el rey Juan II había donado al doctor Diego Rodríguez de Valladolid, de su Consejo, reintegrándolos a su tierra en 1439 por mediación del rey de Navarra tras su regreso a Castilla, tras el pago de 400.000 maravedís" V. Muñoz Gómez "Edilicia, práctica y memoria delpoder señorial: El caso de Fernandode Antequera, Leonor deAlburquerque y sus herederos en laCastilla Bajomedieval"

V. Muñoz Gómez "Edilicia, práctica y memoria delpoder señorial: El caso de Fernandode Antequera, Leonor deAlburquerque y sus herederos en laCastilla Bajomedieval"

Efectivamente, si visitamos Perosillo, el pueblo menos poblado de la provincia, no tendremos oportunidad de comprobar, ni remotamente, la descripción de Madoz; la tradición oral nos recordará, sin embargo, que el edificio que ya no vemos, y ni siquiera imaginamos, podría haber sido parte de un palacio de verano, uno más de los que tuvo Enrique IV de Castilla, el hermanastro de Isabel La Católica, como finca de caza y descanso. Referencias hay también de un castillo por sus inmediaciones y nos gusta pensar que así fue y que tuvo ilustres visitantes, como Juana la Beltraneja... o Doña Juana, la Loca y que, como el historiador Quadrado escribiera en su día, tuvo su pasado de esplendor y pudo ser uno de los grandes de la provincia. 

Lo que sí queda es la leyenda o quizás sean muchas las leyendas que nos hablan de Buengrado como que fue la mítica ciudad rosa, identificada por algunos como la Colenda romana, plagada de tesoros ocultos, pasadizos secretos, estanques, fuentes siempre rebosando agua y jardines siempre verdes.

Si preguntas por el palacio o por su iglesia, te indicarán amablemente donde quedan sus escasas ruinas y te contarán posiblemente que, tras su derrumbe, sus sillares y ornamentos fueron expoliados y pasaron a formar parte de las viviendas de los pueblecitos de alrededor. Y ¿Por qué no? 

Pero ¿Existió realmente el palacio de Buengrado? 

Sin duda y así lo prueba numerosa documentación. Para empezar era una residencia de descanso, al lado del arroyo Cerquilla, en aquel tiempo pletórico de agua. Después de su época dorada, parece que el lugar pasó a ser propiedad de los duques de Alburquerque y comenzó a declinar hacia el siglo XVIII, hasta su abandono total en la época de la desamortización. Solo tuvo una utilidad mucho tiempo después, y ciertamente curiosa, la de probar los toros que iban a ser corridos en los encierros de Cuéllar.

De Buengrado sólo queda un vago recuerdo; se desvaneció en el mismo misterio que siempre lo envolvió y ni siquiera las excavadoras han podido reencontrar su esencia. Ahora el lugar es simplemente conocido como "los paredones". 

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Sin embargo, algo quedó como prueba de la existencia del palacio encantado.

La talla románica de Nuestra Señora de Buen Grado, que en tiempos presidió la iglesia del palacio, pasó a estar en la iglesia parroquial de Frumales, donde el párroco la vendió a la Diputación de Segovia para poder arreglar así la cubierta del templo. Actualmente forma parte de los fondos del Museo de Segovia.

La Virgen no es el único recuerdo de Buengrado. El retablo de su iglesia, con hermosas tablas del XVI y profusa ornamentación barroca, puede también visitarse en el Museo de la Catedral de Segovia.


Para llegar a Buengrado deberás tomar el camino que, desde Perosillo, lleva a Frumales. Un par de kilómetros después, toma una desviación a tu izquierda. No tiene pérdida pues avistarás la ruina desde allí. Guíate por el mapa que se adjunta, donde encontrarás las coordinadas exactas.


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