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San Isidro, la sempiterna ermita de la colina

Un pequeño otero preside una inmensa llanura. Es el paraje que en Domingo García llaman la "Cuesta grande". Estamos en el cerro de San Isidro. Allí, una ermita desafía los vientos que siguen modelando la única ventana en ladrillo de su fachada oeste, incomprensiblemente colgada del vacío, sin ningún tipo de apoyo físico. Estamos en la Castilla de Delibes, esa Castilla "desamueblada", que a veces nos sorprende con retazos de historia pertinazmente asociadas a las piedras.

Llegamos a San Isidro por la carretera que une las localidades de Santa María de Nieva y Domingo García, a la que cobija su cerro y, a medida que nos acercamos, lo primero que nos asombra es la infinita resistencia a su propia fragilidad; si San Isidro sigue aún allí, parcialmente en pie, es por las lajas de pizarra empleadas en su construcción, que la hicieron sostenible y resistente. 

Es la energía de la tierra la que emana de su ruina, una energía compartida con la Estación de arte rupestre al aire libre de Domingo García, por donde caminamos hasta llegar al cerro a través de una empinada pero corta pendiente que nos lleva directamente a la entrada de lo que fue el templo.

San Isidro

Ni siquiera se sabe a ciencia cierta cuál fue la advocación o el uso del lugar en origen, si tenemos en cuenta que Isidro, el labrador, no fue canonizado hasta el XVII y la construcción del templo pudo ser cuatro siglos antes.  Como en muchas fábricas medievales, se perciben indicios de anteriores construcciones, cuyo secreto ya nunca se llegará a desvelar.

SAN ISIDRO ESTÁ INCLUÍDO EN LA LISTA ROJA DEL PATRIMONIO DE "HISPANIA NOSTRA"

 Lo que sí sabemos es que la ermita de San Isidro, patrón de labradores, al igual que los habitantes de esta tierra, sobrevivió hasta los albores del siglo XIX, momento en que fue abandonada, coincidiendo con la guerra de Independencia. Entonces, la cofradía de labradores que allí tenía su sede y que se encargaba de su mantenimiento en el siglo XVIII, se disolvió definitivamente, según parece constar en los archivos parroquiales de Domingo García. 


Para saber más sobre esta enigmática ruina o recorrer sus alrededores, no tienes más que leer este breve artículo o pinchar en los enlaces a tu derecha. No descartes tampoco una ruta por sus inmediaciones: te sorprenderán el cerro del Águila y su vecino, el del Tormejón, con su ermita blanca, la vía verde, las ruinas de Santa Inés y mucho más.


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