En comunión con la tierra
La imagen de Nuestra Señora de Valcavado, o Santa María Purísima de Valcavado para muchos, es una talla románica del siglo XIII que puede aún admirarse en la iglesia de Santa María del Arrabal, de Fuentidueña. Sin embargo la talla no estuvo siempre allí; hubo una vez un templo con esa advocación cuyo deterioro ya era severo hacia la segunda mitad del XVIII y que no tardó en ser una completa ruina.
Dicen que el paisaje abandonado se degrada rápidamente y estoy convencida de ello. El paraje donde se encontraba la ermita de Nuestra Señora de Valcavado, entre Fuentidueña y Sacramenia, también se degradó, como el propio templo, cuando los romeros dejaron de visitar el lugar, que comenzó a declinar, perdió su arbolado, su pequeña charca y sobre todo la razón que lo había mantenido vivo: Los vecinos de los pueblecitos del entorno que visitaban a su Virgen para celebrar la Natividad de Nuestra Señora
Una historia repetida y conocida, de una ermita fue una vez sede de una cofradía, en este caso la Cofradía de la Natividad y que contaba , como otras muchas, con un santero.
Valcavado es ahora simplemente terreno agrícola y unas cuantas piedras informes que recuerdan una presencia ya muy lejana, la de un templo románico de planta rectangular y ábside recto, que en sus buenos tiempos sirvió de iglesia a una población, Valcavado, desaparecida ya desde hace al menos dos siglos.
La talla románica de su Virgen, actualmente en la iglesia de Fuentidueña de Santa María del Arrabal, no se mantiene desgraciadamente intacta; el fervor popular hizo rebajar el tamaño de la imagen, convenientemente a la altura de las rodillas, para que su ropaje asentara mejor. En gustos, ya sabemos que no hay nada escrito.
CÓMO LLEGAR: La ruina se encuentra a poco más de dos kilómetros de Fuentidueña, en dirección a Sacramenia (SG-V-2425), no muy lejos del cauce del río Duratón, detrás de un pequeño grupo de casas, a la derecha de la carretera. Hay un pequeño camino de tierra separando las dos partes del caserío que nos permitirá acercarnos a la ruina.