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La iglesia sin nombre

En el extremo de la provincia segoviana, casi ya en tierras sorianas, la iglesia del despoblado de Valdeperal mantiene aún parte de su estructura, en la más absoluta soledad, en medio del páramo. Allí, la ruina de una iglesia de advocación desconocida sigue presidiendo el páramo.

La verdad es que Valdeperal, que pudo surgir como un enclave defensivo,  fue olvidando la razón por la que había surgido y se convirtió en una aldea más. levolucionó tenía tradición ganadera y de hecho se unía a la Cañada Real Soriana Occidental con un tramo que partía desde el cercano Valdanzuelo.

Valdeperal o Val de Perales fue una pequeña aldea medieval que se despobló hacia el siglo XVII, dicen a causa de una epidemia de cólera, aunque coincide con otros muchos despoblados en explicar su pérdida de población con una leyenda. Esta relata cómo una vieja, despechada por no haber sido invitada a una boda, envenenó como venganza el pozo de agua del pueblo, matando a todos los habitantes.

La iglesia, de advocación desconocida, mantiene cabecera de ábside recto, pies y los dos, todos muy descarnados, pero en buena piedra caliza. Parece, por los restos encontrados que pudiera haber tenido incluso un atrio, como casi todos orientado al mediodía.

RUINA REMOTA, VALDEPERAL ES ZONA FRONTERIZA, A MÁS DE CIEN KILÓMETROS DE LA CAPITAL

La zona, un páramo desolado, rodeado de campos de labor, a considerable altura, no está exenta de belleza, pero sin duda no facilitaba la vida de la población al encontrarse totalmente desprotegida y a merced de todas las inclemencias del tiempo. 

Para llegar a la ruina, normalmente se parte de la pequeña localidad de Languilla o de Aldealengua de Santa María, en dirección NE, desde la fuente del pueblo. Un corto recorrido recomendado de unos ocho kilómetros en bicicleta te permitirá descubrir estas tierras casi sorianas.


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